miércoles, 19 de junio de 2013

VIOLENCIA LABORAL
(FORO CONTRA LA VIOLENCIA LABORAL- MOBBING Y BULLYING)
   La variedad de comportamientos que pueden ser incluidos en la categoría “violencia laboral” es muy amplia. La línea que separa a los comportamientos aceptables, en diferentes contextos y culturas, es a veces tan difusa y diversa, que implica un enorme desafío para nosotros describir
y definir este fenómeno.
   En la práctica, violencia en el lugar de trabajo puede incluir una amplia gama de comportamientos. Aquellos que en el transcurso de su vida laboral no hayan experimentado nunca o no han sido testigos de uno de estos comportamientos son una muy pequeña y afortunada minoría.
   No toda la violencia es física. En los últimos años, ha emergido nueva evidencia del impacto y el daño causado por la violencia no física sino psicológica. Tal violencia psicológica incluye bullying (intimidaciones) y mobbing (acoso laboral).
   La intimidación en el lugar de trabajo es una de las formas de mayor crecimiento de violencia laboral. Se constituye en comportamiento ofensivo por actos vengativos, crueles, malévolos o humillantes para dañar a una persona o grupos de empleados a través de prácticas como: hacer la vida
imposible hacia aquellos que tienen la posibilidad de hacer el trabajo mejor que los acosadores, gritarle al personal para que haga las cosas, insistir en que la forma de hacer las cosas es la del acosador, negarse a delegar porque el acosador siente que no se puede confiar en nadie, y castigar a otros criticando constantemente su trabajo o quitarle responsabilidades a alguien por haber sido demasiado competente.
   La violencia laboral –ya sea física, económica o psicológica- se ha vuelto global, ha cruzado fronteras, puestos de trabajo y grupos ocupacionales.
   La violencia en el trabajo se da habitualmente por una combinación de causas, que incluyen tanto el comportamiento individual como el ambiente de trabajo, las condiciones laborales, la forma en que interactúan los compañeros de trabajo, la forma en la que los clientes interactúan con los empleados, y la relación entre los directivos y el resto de los empleados.
   Se empieza a reconocer paulatinamente que para confrontar la violencia en el trabajo se necesita un acercamiento comprensivo y más humano.
   En lugar de buscar una sola solución para cualquier problema y situación, se deben analizar todas las causas que generan violencia y se deben adoptar una variedad de opciones para resolver el tema. La respuesta a la violencia en el lugar de trabajo es frecuentemente limitada, se circunscribe a un solo episodio y no se obtiene una salida eficaz.
Pero también está creciendo la conciencia de que la violencia en el trabajo no es un mero episodio, un problema individual, sino estructural, un problema estratégico arraigado ampliamente en lo social, económico, cultural y organizacional.

Consecuentemente la respuesta debe estar dirigida a combatir las causas, más que los efectos de la violencia en el trabajo. En este sentido, la importancia de un acercamiento preventivo, bien dirigido y cada vez más acentuado es indispensable y urgente.

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